El primer Portal del recorrido por los 7 PORTALES es La Pureza. También es llamado Portal de la Semilla, por ser éste un símbolo universal que muestra, que lo más importante ya lo portamos en nuestro interior. Es lo esencial. Tan sólo lo imprescindible y necesario, también a fín de desarrollar nuestro potencial latente. Además, es hermoso usar la misma metáfora para nuestro camino de despertar y desarrollo, por recordarnos que es el AMOR por esta semilla alojada en nuestro corazón, la fuerza que le hará crecer. El cuidado y la atención, la aceptación y el reconocimiento, el respeto por su naturaleza, el afecto y el cariño, convertirán el potencial latente en manifestación de la vida misma. Recordar EL AMOR que arde en nuestro corazón en forma de propósito y de presencia, es el alimento para esta semilla del espíritu. Al recordar lo que esencialmente somos, se fortalece nuestra intención. Seguidamente, hacemos el gesto de soltar y confiar ( como el arquero con su flecha), a fin de no impedir o estorbar el desarrollo natural del propósito, el cual, al igual que en la semilla, se manifiesta por sí mismo en alianza y sintonía con las fuerzas del Universo. La semilla acepta su origen y se hace valedora de su condición. Su inocencia le permite confíar ciegamente en que la tierra dispone de un lugar para su desarrollo.
Para soltar primeramente hemos de permitir y aceptar «lo que hay tal y como es» y esto es especialmente importante en aquello de nuestra vida o nosotros mismos que no queremos mirar y rechazamos a la sombra ( las patatas calientes) Atreverse a percibir y sentir directamente nuestra naturaleza y la naturaleza de lo que nos rodea de nuevo con la mirada limpia, con el corazón inocente, incrementa nuestra consciencia y nuestra energía para permitir que “lo que hay” cambie y se transforme. No hay prisa “ya está todo mientras todo va estando” Detenidos y conectados con las fuerzas de la tierra y del cielo, observamos lo que sucede sin más. Aceptamos lo que sucede sin más. Abarcamos y abrimos nuestra percepción sin más. Permitimos lo que sucede en nosotros sin más. Respetamos y custodiamos nuestra naturaleza. Abrimos nuestra mirada de nuevo inocente al mundo. La palabra Purificar procede del griego Piro o Pir, que significa fuego. La palabra Pureza originalmente lleva implícito el sentido de limpiar y sacrificar en el fuego. Cuando trasladamos esta metáfora filosófica y psicológicamente ¿ Qué energía de fuego puede separar lo verdadero de lo falso ? ¿ Qué energía puede trasmutar y hacer aparecer lo sagrado ( sacrificar)? La tradición Gnóstica y Alquímica enseñan que es EL AMOR. El amor es el fuego y fuente de toda transformación. Esta fuerza universal que el alquimista emplea para separar lo puro de lo impuro. Junto con su polaridad, el elemento AGUA( el disolvente universal) permite DISOLVER Y COAGULAR DE NUEVO todo aquello “que aún unido permanecía separado ” El amor es capaz de proveer un órden superior que nace de sí mismo. Si nuestras partes interiores se encuentran en lucha y conflicto, hemos de recordar que esconden un potencial oculto, sagrado. Para amalgamarse o reintegrarse en un nuevo nivel de cristal ( de mayor pureza y orden) es necesario que nuestro Yo automático ( Inercia de piedra con potencia de cristal) se disuelva y permita que la energía fluya y se ordenen en un nuevo nivel. Para ello hay una muerte y un renacimiento. La muerte esconde el secreto de la vida y la vida el de la muerte. Entre los dos latidos de la danza cósmica hay un instante donde El Todo se detiene…ese instante es vacío infinito, por lo que quizá nunca nada estuvo en movimiento…quizá nada se crea ni se destruye…quizá eso sucede a cada latido de tu corazón…algo observa, algo danza.
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